Hoy no será un día que le diga mucho a la mayoría de las personas. Para nosotras es el quinto cumpleaños de la familia que no podemos celebrar, abrazar, besar, disfrutar… de verdad.
Y no por el hecho de que sea el quinto es mejor ni peor, ni más duro o menos duro, ni más especial ni menos… en general, en medio de esta etapa, hemos conseguido que todas las fechas especiales lo sigan siendo, y hemos regalado tiempo, buenos deseos, canciones, vídeos, mensajes, cartas… cosas que no valen dinero, pero tienen mucho más valor que cualquier regalo comprado.
Hoy es el cumple de mi hermana Rocío, es la segunda de las hermanas, 7 años mayor que yo. Le encantan los cumpleaños, las celebraciones y las sorpresas. Nosotras teníamos algunas preparadas que tendrán que esperar para el directo.
Durante casi dos años (de hecho el 1 de mayo es el bianiversario), nos ha acogido en su casa de Logroño, porque decidimos comprar nuestra casa en El Rasillo y llevar a cabo el proyecto de Marem. Con su hogar, siempre hemos tenido un lugar en el que vivir también en Logroño durante estos dos años, una casa preciosa con personas maravillosas en ella, y en la que además hemos compartido el primer año de vida de nuestra sobrina.
Después de tantos meses y tantos días, tantos como los que caben en estos dos años, me he dado cuenta bien de todo lo que ha hecho por nosotras y de lo generosa que ha sido. Y también de lo poco que yo se lo he agradecido…
Estos días preparando su regalo, me he prometido que cuando podamos vernos tengo que compensar malas caras, malos ratos, malas contestaciones y falta de tiempo para mi hermana que ha hecho tanto por nosotras. Y no como un deber, sino porque me arrepiento mucho de no haberlo hecho antes y de tener que haber llegado a este punto para darme cuenta. Y no quiero que nunca más vuelva a pasar.
Feliz cumpleaños
